Las lesiones musculares son muy frecuentes en el mundo deportivo, especialmente en el fútbol que suponen mas del 30% de las lesiones, en un equipo profesional de fútbol padece una mediana de 12 lesiones musculares por temporada que equivalen a más de 300 días de baja deportiva. En otros deportes profesionales, como el baloncesto y el balonmano, la incidencia también es alta, aunque no tan marcado como en el fútbol. El diagnostico se basa en la clínica y la exploración física, sin embargo, se suele usar estudios de imágenes como ecografía o resonancia magnética en estos atletas de élite.
Estas lesiones musculares pueden ser producidas posterior a una contusión directa al tejido, por ejemplo en una colisión entre dos jugadores o indirectamente por estiramiento del tejido muscular, estas últimas suele ser mas compleja y se debe a una fuerza tensional superior a la resistencia del tejido, cuando éste está en contracción activa (contracción excéntrica), el deportista nota un dolor repentino, en forma de tirón o de pinchazo, que suele relacionarse normalmente con un sprint, un cambio de ritmo o un chut, incluso en las carreras de fondo, pudiendo ir según su gravedad desde una contractura, a una elongación, rotura fibrilar o mas grave aún rotura muscular, cuyos periodos de recuperación van desde los 2-3 días para las mas simples hasta las 8-12 semanas para las mas graves.
En el tratamiento, el principio básico es que las lesiones musculares tienen que tener una movilización y funcionalidad precoz, sobre todo a partir del tercer día, sin embargo, los primeros días de la lesión, el reposo o inmovilización, la colocación de hielo, la compresión con vendaje funcional y la elevación del miembro pueden prevenir futuras retracciones de la rotura y hacer mas pequeño el hematoma. El hielo en la zona afectada disminuye la inflamación y acelera la reparación, la compresión disminuye el flujo sanguíneo intramuscular, parece tener un efecto antiinflamatorio muy potente; el uso del hielo local y la compresión hay que combinarlos en intervalos de 15-20 minutos de duración cada 3-4 horas, considerando el tamaño de la masa muscular afectada; después del tercer al quinto día se debe iniciar la movilización precoz y progresiva, siempre y cuando la primera fase se ha pasado correctamente y sin complicaciones, los ejercicios isométricos deben hacerse gradualmente y respetando la tolerancia al dolor en diferentes amplitudes y realizarlos en diferentes posiciones y ángulos, se aconseja terapia física con electroterapia o ultrasonido así como el estiramiento muscular pero siempre la tolerancia del dolor dirigiendo el proceso; últimamente está de moda la utilización del kinesiotape (vendaje neuromuscular) con la idea de disminuir la tensión muscular por su efecto sobre las fascias y tener un efecto analgésico. Esta técnica necesita estudios rigurosos que puedan comprobar su efectividad.
Hasta la actualidad, y si nos centramos en las lesiones musculares, hay muy pocos trabajos científicos que demuestren que un determinado protocolo preventivo ha sido efectivo y que, por tanto, haya ocasionado una disminución estadísticamente significativa de las lesiones musculares. Por ejemplo, aún hoy en día no tenemos la evidencia científica para poder recomendar los ejercicios de estiramiento pasivo como método estándar preventivo de las lesiones musculares.
Dr. Miguel Herrera Pacheco
Residente Medicina Física y del Deporte Universidad Complutense Madrid
Residente Medicina Física y del Deporte Universidad Complutense Madrid